Carta a los Reyes Christopher Columbus
Christianisimos e mui altos e mui poderosos prinçipes:
Aquel eterno Dios que a dado tantas victorias a Vuestras Altezas agora les dio la mas alta que hasta oi a dado a prinçipes.
Yo bengo de las Yndias con el armada que Vuestras Altezas me dieron, a donde yo pase en treinta y tres dias, despues que yo
parti de vuestros rreinos; a los catorze destos treinta y tres fueron calmerias, en que anduve mui poco camino. Halle gente
sin numero y mui muchas yslas, de las quales tome posesion en nombre de Vuestras Altezas, com pregon rreal e vandera rreal
de Vuestras Altezas estendida y no fue contradicho.
A la primera puse nombre la ysla Sant Saluador, a memoria de Su Alta Magestad; a la segunda de Santa Maria de Conçibiçion;
a la terçera Fernandina; a la quarta La Ysauela; a la quinta la Juana, y a las otras, [asi a cada una]1 nombre nuevo.
Despues que yo llegue a La Juana segui la costa della al poniente y la halle tan grande que yo pense que no seria ysla, saluo
tierra firme, y que seria la prouinçia del Catayo, ni podria auer dello notiçia porque en todo cauo donde yo llegaua huia
la gente y no podia auer habla; y porque no podia auer fallado poblaçon notable creia que andando por costa no podria herrar
de hallar alguna villa o gran çiudad, asi como quentan aquellos que an estado por tierra en la dicha prouinçia.
Y despues que segui mucho esta tierra, halle que yo dexaua al poniente y me lleuaua al setentrion y halle el viento que de
alla venia, con el qual quise porfiar fasta que pasase y viniese otro, porque ya era el ynbierno encarnado, y no tenia el
proposito saluo de huir del [al]2 austro, y asi tome la buelta atras.
En este medio ya entendia algo de la fabla y señas de unos yndios que yo auia tomado en la ysla de Sant Saluador, y entendia
que todauia hera esta isla. Y ansi vine en un mui buen puerto, del qual enbie dos hombres la tierra adentro tres jornadas
con uno de los mismos yndios que yo traia, el qual auia tomado amistad conmigo, por que viesen y supiesen si auia çiudades
o grandes poblazones y que tierra hera y que auia en ella. Hallaron muchas poblazones y gente sin numero, mas no cosa de gran
rregimiento. Y ansi se boluieron, y yo parti y tome en el dicho puerto çiertos yndios por que tanbien yo pudiese dellos entender
o comprehender de las dichas tierras. Y asi segui la costa de la mar desta isla al oriente çiento y siete leguas hasta adonde
hazia fin.
Y antes que yo della partiese, yo uide otra isla al oriente, distante desta diez y ocho leguas, a la qual luego lame La Española,
y me fue luego a ella y segui su costa de la parte del setentrion3 asi como de La Juana, siempre rrecta lignea al oriente çiento y ochenta y ocho leguas bien grandes. Y segui en mui muchos
puertos en los quales, y en todos los otros de las otras yslas, puse una grandisima cruz, en lugar mas ydoneo, y obe en muchos
lugares lenguas abasta.
Que yo andoue ansi fasta diez y seis dias de henero, que yo determine de boluer a Vuestras Altezas, asi por auer ya fallado
lo mas de lo que yo deseaua, como porque ya no tenia saluo una carauela, que la nao que yo lleue auia dexado con la gente
en la uilla de La Nauidad, de Vuestras Altezas, fortaleçiendose en ella, como despues dire; y la4 otra carauela, uno de Palos, a quien yo auia dado cargo della, esperando buen seruiçio, se me auia ydo con ella, con pensamiento
de tomar /2/ mucho oro5 de una isla de la qual auia dado nueuas un yndio, que con el yo pense despues hazer lo que vien viniese.
Esta mar es la mas dulçe para nauegar que ay en el mundo y con menos peligro para naos y nauios de toda suerte; mas para descubrir, las carauelas pequeñas son mejores, porque andando junto con tierra y con rrios, a menester para descubrir mucho, que demanden poco fondo y
se ayude de rremos; ni ay jamas tormenta, que beo en todo cauo adonde e estado la yerua y los arboles hasia dentro de la mar.
Alliende de las sobredichas yslas e hallado otras muchas en las Yndias de que no curo de dezir en la presente carta, las quales
con estas otras son en tanta fertilidad, que aunque yo lo supiese dezir, no hera marauilla ponerse dubda en la crehençia;
los aires temperatisimos, los arboles y frutos y yeruas son en estrema fermosura y mui diuersos de los nuestros, los rrios
y puertos son tantos y tan estremos en bondad de los de las partidas de christianos ques marauilla; todas estas yslas son
popularisimas de la mejor gente, sin mal ni engaño, que aya debaxo del çielo.
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Todos, ansi mugeres como hombres, andan desnudos como sus madres los pario,6 aunque algunas mugeres traen alguna cosita de algodon o una foja de yerua con que se cubijan.
No tienen fierro ni armas, saluo unas çimas de cañas en que ponen al cauo un palillo delgado agudo; todo lo que labran es
con piedras.
Y no e podido entender que alguno tenga bienes propios, porque algunos dias que yo estuue con este rrey en la uilla de La
Nauidad, via que todo el pueblo, y en espeçial las mugeres, le traian los agis, ques su vianda que comen, y el los mandaua
destribuir, mui singular mantenimiento.
En ninguna parte destas yslas e conoçido en la gente dellas seta ni ydolatria ni mucha diuersidad en la lengua de unos a otros,
saluo que todos se entienden; conoçi que conoçen que en el çielo estan todas las fuerças, y generalmente en quantas tierras
yo aya andado, creieron y creen que yo, con estos nauios y gente, venia del çielo; y con este acatamiento me rreçibian, y
oy en el dia estan en el mesmo proposito ni se an quitado
dello, por mucha conversaçion que ayan tenido con ellos; y luego en llegando a qualquiera poblazon, los hombres y mugeres
y niños andan dando bozes por las casas: "Benid, benid a uer la gente del çielo".
Quanto tienen y tenian dauan por qualquiera cosa que por ella se le diese, hasta tomar un pedazo de bidrio o de escudilla
rrota o cosa semejante, quiera fuese oro quier fuese otra cosa de qualquier valor; los cauos de las agujetas de cuero ouo
un marinero mas de dos castellanos y medio; y destas cosas ay diez mill de contar.
Estas islas son todas mui llanas y tierra mui baja, saluo La Juana y La Española; estas dos son tierra mui alta, y en ellas
ay sierras y montañas altisimas, sin conparaçion de la ysla de Tenerifee; son las montañas todas de mill hechuras y todas
fermosisimas y fertilisimas y andables y llenas de arboles; paresçe que llegan al çielo.
E la una y la otra destas dichas yslas /3/ son mui grandes, que, como dicho tengo, yo andoue por la lignea rreta çiento y siete leguas por La Juana, y me quedauan dos prouinçias por aquella parte de nurueste en que segun pude comprehender destos yndios que tengo no puede auer menos de çinquenta o sesenta leguas, ansi que [lacuna]7 gumento es mui maior que Yngalatera y Escoçia juntas; esta otra Española es maior en çierto que toda La España8 que como dixe arriba, anduue por la lignea rrecta de poniente a oriente çiento y ochenta y ocho grandes leguas que en ella
ay en aquella quadra. La Juana es de muchos rrios, y en ella ay grandes montañas y grandisimos valles y vegas y campos, y
toda llena de arboles y palmas grandisimas y de mill maneras a marauilla.
La Spañola en todo tiene ventaja, los arboles no son tan altos ni [d]e9 la mesma calidad, saluo mui frutiferos y spaçiosos; y deleytables tierras para todas cosas y para sembrar y plantar y criança
de ganados, de que en ninguna isla e visto de ningun speçie. Tiene esta isla los aires a marauilla templanos, y las vegas
y campiñas a marauilla y sin comparaçion de las de Castilla, y eso mismo los rrios en grandes y buenas aguas y los mas traen
oro; los puertos de la mar son tantos y tam buenos que no lo creeran saluo por uista.
En estas ni en las otras yslas no me e detenido por muchos rrespectos, como ya ençima dixe, en espeçial porque açierta de
ser ynbierno quando yo corria estas costas, las quales no dauan lugar para que yo pudiese yr al austro porque estaua a la
parte del setentrion dellas, y los [vientos]10 siempre fueron casi este tiempo leuantes, que eran contrarios a seguir mi nauegaçion; despues yo no entendia aquella gente
ni ellos a mi, saluo quanto el aluedrio enseñaua, bien quellos lleuauan pena y yo mucho mas, porque yo deseaua auer buena
ynformaçion de todo; y el descanso que yo para esto tome fue los yndios que yo tenia, quellos deprendian nuestra lengua y
nos la suia, y despues, al tanto del otro uiaje, se sabra; asi que no auia rrazon de me detener a perder tiempo en ningun
puerto, en quanto yo tuuiese lugar de nauegar; y tambien, como dicho tengo, estos nauios que yo traya heran mui grandes y
pesados para semejante fecho, en espeçial la nao que yo traia; de que vien temeroso estaua yo antes que de Castilla partiese;
bien quisiera lleuar pequeñas carauelas, mas como era este el primer viaje y la gente que lleuaua eran temerosos de hallar
la mar braua y dubdosos del uiaje, y auia y a auido tantas contrariedades, y se atreuia quienquiera a contradezir este camino
y poner en ello mill peligros sin alguna rrazon que a ello pudiesen darme, hizieron negar mi voluntad; y hazer todo lo que
aquellos que conmigo auian de ir querian, y por fazer una vez el biaje y hallar la tierra.
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Mas Nuestro Señor, ques lumbre y fuerça de todos aquellos que andan a buen fin y les da victoria de cosas que pareçen ynposibles,
quiso hordenar que yo hallase y ouiese de hallar oro y minas del y espeçeria y gente /4/ sin numero11 dispuestos para ser christianos y otros para que los christianos [lacuna]12 ellos y me dio lugar con marauilla besible adonde yo hiziera fortaleza, la qual agora esta deue estar acauada del todo.
Y hordeno que dexase en ella, en posesion de la villa de La Nauidad, la gente que yo traia en la nao y algun[o]s13 de las carauelas, probeidos de mantenimientos para mas de un año y mui mucha artilleria y mui sin peligro de nadie, antes
con mucha amistad del rrey de ay, el qual se preçiaua de me llamar y tener por hermano; el qual todo amostraua de auer en
la maior dicha del mundo, como dixe, y asi el rrei como los otros, de manera que la gente que alla dexe es para sojudgar toda
la ysla sin peligro.
Esta ysla es en lugar, como dicho tengo, aseñalado por manos de Nuestro Señor, por donde espero que Su Magestad [ha]14 de dar a Vuestras Altezas tanto oro como abran menester, espeçeria de una pimienta, quantas naos Vuestras Altezas mandare15 cargar y almastiga quanta mandare cargar; de la qual no se halla hasta oy saluo en la ysla de Gio en Greçia y la venden
el Señorio como quieren que creo que saquen mas de quarenta y çinco mill ducados della cada año, y la liñanoe quanto mandaren
cargar, y algodon quanto mandaren cargar, y esclauos tantos que no ay numero, y seran de los ydolatras, y creo auer hallado
rruibaruo y canela; esto todo halle agora que fue asi de corrida, mas espero en Dios que a la buelta abra hallado la gente
que yo alla dexe otras mill cosas de gran sustançia porque ansi les dexe [e]ncargado;16 y les dexe barca y aparejos para ello y para fazer barcas y fustas, y maestros de todas artes de la mar; y sobre todo tengo
por de Vuestras Altezas las sobredichas yslas todas y que puede disponer dellas, asi como puede y mas cumplidamente de los
Reynos de Castilla, y en espeçial desta Española.
Concluio aqui: que mediante la graçia diuinal, de aquel ques comienço de todas cosas virtuosas y buenas y que da fauor y victoria
a todos aquellos que uan en su camino, que de oy en siete años yo podre pagar a Vuestras Altezas çinco mill de cauallo y çinquenta
mill de pie en la guerra e conquista de Ih[e]rusalem, sobre el qual proposito se tomo esta empresa; y dende a çinco años otros çinco mill de cauallo y çinquenta mill de pie que serian diez mill de cauallo y çient mill de pie;
y esto con mui poca costa que faga agora Vuestras Altezas en este comienço para que se tengan todas las Yndias y lo que en
ellas ay en la mano, como despues dire por palabra a Vuestras Altezas; y para esto tengo rrazon y no hablo ynçierto y no se
deue dormir en ello, como se a fecho en la esecuçion desta enpresa, de que Dios perdone a quien a sido causa dello.
Mui poderosos prinçipes: de toda la Christiandad deve hazer mui grandisimas fiestas, y en espeçial la Yglesia de Dios, por
auer fallado tanta multidumbre de pueblos tan allegados, para con poco trauajo se tornen a nuestra sancta fee, y de tantas
tierras llenas de tantos bienes, a nos mui neçesarios, en que abran todos christianos rrefrigerio y ganançia; de que todo
estaua yncognito ni se contaua /5/ dello saluo en manera de fabulas; grandes alegrias y fiestas en las yglesias y muy muchas alabanças a la Sancta Trinidad deue en espeçial mandar hazer Vuestras Altezas en todos sus rreinos y señorios, por el gran amor que les a amostrado, mas que a otro prinçipe.
Agora, serenisimos prinçipes, acuerde Vuestras Altezas que yo dexe muger y hijos y vine de mi tierra a les seruir, adonde
gaste lo que yo tenia, y gaste siete años de tiempo y rreçibi mill oprouios con disfama y çofri muchas neçesidades; no quise entender con otros prinçipes que me rrogaron, puesto que Vuestras Altezas aya dado rrecaudo
a este viaje, que a sido mas por ynportunidad mia que no por otra cosa; y que no solamente [no]17 se me a hecho merçed, mas aun no se a cumplido lo que se me auia prometido. Yo no demando merçed a Vuestras Altezas para
athesorar, porque yo no tengo condiçion saluo de seruir a Dios y a Vuestras Altezas y traer este negoçio de las Yndias a perfection,
como el tiempo hara dello testimonio; y por tanto les suplico que la honrra me sea dada segun el seruiçio.
Tanbien la Iglesia de Dios deue de entender en esto: a probeer de perlados y deuotos y sauios rreligiosos; y porque la cosa
es tan grande y de tal calidad, ques rrazon que prouea el Sancto Padre de perlados que sean mui fuera de cobdiçia de bienes
temporales y mui propio[s] al seruiçio de Dios y de Vuestras Altezas; y, por tanto, a ella suplico que en la carta que escriua
desta victoria, que le demanden un cardenalgo para mi hijo y que puesto que no sea en hedad ydonea se le de, que poca diferençia
ay en el tiempo del y del hijo del ofiçio de Medizis de Florençia a quien se dio el capelo, sin que aya seruido ni tenga proposito
de tanta honrra de la Christiandad, y que me faga merçed de la carta desto porque yo lo embie a procurar.
Otrosi, serenisimos prinçipes, porquel pecado del desagradeçimiento fue el primero punido, yo conozco que por yo no tenerlo
soi a todo tiempo de procurar con Vuestras Altezas este negoçio, que sin dubda que sino fuera Villacorta el qual a todo tiempo
que era menester rrequeria y trauajaua porque yo ya estaua aborrido del todo y todos ya cansados, los que auian entendido
y entendian en ello. Por tanto suplico a Vuestras Altezas que me hagan merçed de le hazer contador maior de las Yndias, que
yo quedo por fiador que lo hara el bien.
Por ende es rrazon que Vuestras Altezas sepan que la prim[er]a isla de las Yndias, mas llegadas a España, es toda poblada
de mugeres, sin ningun hombre; y su trato no es femenil, saluo usar armas y otros exerçiçios de hombre; traen arcos y frechas
y se adornan de [laminas]18 de alambre, del qual metal tienen en mui grande cantidad; a esta ysla llaman Matenino.
A la segunda llaman Caribo, [lacuna]19 leguas desta distante; aqui estan aquellos pueblos, de que [e]stan todos los rrestantes de las otras islas de Yndia temerosos;
estos comen carne umana, son grandes frecheros, tienen muchas canoas, casi tan grandes como fustas de rremo, con las quales
corren todas las islas de Yndia, y son tan temidos que no an par ni cuento; ellos andan desnudos como los otros, saluo que
traen /6/ los cauellos20 mui cumplidos como mugeres. Creo que la cobardia tan grande de los pueblos de las otras yslas, ques sin rremedio, hagan dezir questos de Caribo sean osados; mas yo los tengo en la estima de los otros, y quando Vuestras Altezas mandare que yo les enbie esclauos,
espero yo de los traer o enbiar destos la maior parte; estos son aquellos que tratan con las mugeres de Matenino, los quales
si paren hembra, tienenla consigo y si muchacho, crianle hasta que pueda comer por si, y despues enbianlo a Car[ib]o.21
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Entremedia destas yslas de Car[ib]o22 y de La Española esta otra isla que llaman Boriquen, y todo es en poca distançia de la otra parte de la isla Juana, aquellos
llaman de Cuba; de la parte mas oçidental, en una de las dos probinçias que yo dexe de andar, la qual se llama Faba, naçen
todos con cola.
Detras desta ysla Juana, aun a vista, ay otra que me asigurauan estos yndios que otra ay maior quella, a que llaman Jamaica;
adonde toda la gente della son sin cabellos, en esta ay oro sin medida, e agora traygo yndios conmigo que an estado en las
unas y en las otras y sauen la lengua y las costumbres.
No mas, saluo que la Santisima Trinidad guarde y prospere el rreal estado de Vuestras Altezas, a su santo serviçio. Fecha
en la mar de España, a quatro dias de março de mill y quatroçientos y nouenta y tres años. En la mar.
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